duminică, 31 iulie 2011

poema de Valeria Manta Tăicuţu

Mi querido Andrei:
Mi querida Ana:
Os hago llegar uno de los poemas que me ha ratificado de nuevo cómo la poesía excelente recoge los temas de tradición universal, incluso en los poetas más insospechados. El tema del tormento de amor es uno de esos topos, que llega a ser legar común en el ámbito del lamento amoroso y del desamor. Nuestro Garcilaso de la Vega hablaba del amor como tormento amoroso y concretaba en los símiles de la rueda y el fiero quebranto, séase, el llamado quebrantahuesos.
Pues bien, nuestra poetisa/poeta Valeria Manta Tăicuţu recoge un tormento de la mitología griega, el lecho de Procusto, de cuyo mito doy más abajo una referencia al uso copiada de una de las tantas páginas de la red. Así mismo doy unos someros datos de nuestra amiga. Tengo su correo electrónico, así que un día de éstos le escribo.
Ya me decís.
Un abrazo,
PereRosa roja
 

   Vleria Manta Tăicuţu, poeta, prosista y crítico literario  (1956, Bacău). Profesora de rumano, editora del magazine 'Oglinda literară' (Espejo literario), miembro de la Unión de Escritores Rumanos. Se le concedieron, entre otros, el gran Premio  International Poetry Festival 'Lucian Blaga', el de Dragosloveni Poetry Festival, Focsani, 2006, el premio de la crítica literaria Luceafarul y el de la Unión de Escritores Rumanos por el poemario Reino barroco. Anteriormente había publicado Lee, Ulises, y llora….
 
 
Procusto era el apodo del mítico posadero de Eleusis, aquella famosa ciudad de la antigua Grecia donde se celebraban los ritos misteriosos de las diosas Deméter y Perséfone. Era hijo de Poseidón, el dios de los mares, y por eso su estatura era gigantesca y su fuerza descomunal. Su verdadero nombre era Damastes, pero le apodaban Procusto, que significa "el estirador", por su peculiar sistema de hacer amable la estancia a los huéspedes de su posada. Procusto les obligaba a acostarse en una cama de hierro, y a quien no se ajustaba a ella, porque su estatura era mayor que el lecho, le serraba los pies que sobresalían de la cama; y si el desdichado era de estatura más corta, entonces le estiraba las piernas hasta que se ajustaran exactamente al fatídico catre. Según algunas versiones de la leyenda, la cama estaba dotada de un mecanismo móvil por el que se alargaba o acortaba según el deseo del verdugo, con lo que nadie podía ajustarse exactamente a ella y, por tanto, todo el que caía en sus manos era sometido a la mutilación o el descoyuntamiento. Procusto terminó su malvada existencia de la misma manera que sus víctimas. Fue capturado por Teseo, que lo acostó en su camastro de hierro y le sometió a la misma tortura que tantas veces él había aplicado.”

Arhetip
 
poartă în ceruri, nor de
patimă, deschide-mi
ochi vineţii ca somnul în
giulgiu al toamnei,
zgomote vin, înecând izvorul ce
spală oasele albe şi
urma de carne a
dimineţii,
dogoritoare năpastă, neauz şi
nevăz, închidere în
rotundul de spumă al clipei,
vin către noi, din adânc,
tipare mai grele ca
somnul,
sever-verticale, potrivind ca
un pat al lui Procust sufletul
între rame de-argint şi securi
 
  Arquetipus
 
porta al cel, núvol de
passió, obri’m
els ulls morats com el somni
en el sudari de la tardor,
aplegà el soroll, ofegant la font
que llava els ossos blancs
i la traça de la carn
al matí,
abrasant plaga, inaudita i
invisible, a prop
la ronda
d'escuma de l’instant
que ens vingué des d’allò profund,
empremtes més pesades que
el somni,
sever-vertical, adient com
al llit de Procust l’ànima
entre els marcs d’argent i de seguretat

2 comentarii :

  1. Aquí de nuevo, con placer visito el Blog y me conmueve el trabajo de todos. Una estrella en el firmamento literario Andrei y amigos.
    Un abrazo.

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  2. Es el gran merito de Pere, con su creador activismo...

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