Amin!

Cer nourat, pământuri răsturnate
peste adâncuri, fără de vreun plug;
de acolo alte drumuri se aud
cum duduie sub carele deşarte.

Ţărani porniţi de dis-de-dimineaţă
la deal, la muncă, sau în sat, la târg;
acum privesc de prin câte un smârc
de parcă ar trăi încă o viaţă.

Pământuri părăsite de putere
precum e osul braţului bătrân;
răsună-o rugăciune şi-un "Amin!"
din umbra unei răstigniri stinghere.

Amén!

Cel núvol, terres ermes
damunt la profunditat, sense forcat;
des d’allí uns altres camins se senten
com senyoreta davall del carro buit.

Els camperols eixits de matinet
costera amunt, al treball, o al poblet, a la fira;
ara compte d’entre tants un aiguamoll
com si vivira encara una vida.

Terres abandonades pel poder
com si foren l’os del vell braç;
ressonen una pregària i un "Amén!"
de l’ombra d’alguna crucifixió solitària.

¡Amén!

Cielo de nubes, tierras yermas
en la oscuridad, sin arado;
desde allí otros caminos se oyen
como señorita bajo el carro vacío.

Los campesinos salidos bien temprano
cuesta arriba, al trabajo, o a la aldea, a la feria;
ahora cuento de entre tantos un marjal
como si viviera todavía una vida.

Terrenos abandonados por el poder
como si fueran el hueso del brazo viejo;
resuenan una oración y un "Amén!"
de la sombra de alguna crucifixión solitaria.

*
Sin duda tu viaje a la Moldavia de tus ancestros te ha devuelto el sabor al terruño y el canto de un nuevo Ángelus no se ha hecho esperar, a la manera, por ejemplo, de los bellos versos elegiacos de Francis Jammes. Sin embargo, en tus versos hay o creo ver, por un lado, cierta nostalgia del paraíso perdido pero, por otro, una denuncia real del abandono del campo por el poder que evita su idealización. Hasta tal punto que el campesino está más cerca de la vida natural, pero también del sufrimiento y las penurias, del dolor de la Crucifixión…
Amin!
Pere