vineri, 2 decembrie 2011

Salvamarii/Los socorristas/Els salvavides (trad. al catalán por Pere Bessó)


Femeie salvată, adusă de valuri,
funie înfășurând corpul ei nud.

Albatroși bătrâni ce își scutură aripile
la înălțimi mari de unde nu se aud.

Mâini de bărbat ce dezleagă nodurile,
eliberând părți de corp din strânsoare.

Peștișori argintii sarind de sub funie,
căzând în ochii ființelor salvatoare.

Los socorristas

Mujer salvada, traída por las olas,
cuerda sujetando su cuerpo desnudo.

Viejos albatros sacudiendo sus alas
en las alturas donde no hay ruidos.

Manos de hombres desatan la cuerda,
poco a poco liberando su cuerpo.

Peces plateados saltan a la vista,
se meten en los ojos de los socorristas.


Els salvavides
 
Dona salvada, duta per les ones,
corda envoltant el seu cos nu.

Vells albatros baten les ales
cap allà dalt on res no s’ou.
 
Mans d’home desfan els lligams,
alliberant les parts del cos de l’opressió.

Peixos d’argent  salten de davall la corda,
cauen als ulls dels éssers salvadors.


Querido Andrei:
Me ha encantado traducirte el poema Salvamarii, directamente del rumano, pero comparándolo luego con tu propia versión castellana. Antes de comentarte otra cosa, te diré que en catalán no existe la voz ‘socorrista’, sino como un castellanismo, con lo que he debido escoger el lexema ‘salvavidas’, no como objeto flotador, sino como persona que vigila la orilla de la playa y los bañistas en evitación de cualquier percance que lleve al ahogo. En todo caso, funciona plenamente, aunque sólo lo fuera por metonimia. Sin embargo, lo realmente importante es cómo retomas el poema Albatros de Charles Baudelaire, el Maestro, que sigue en su orden al poema opertura Bénédiction en su Les fleurs du mal. No insistiré yo en el valor alegórico del poeta como albatros –bello en su vuelo celeste; grotesco en la cubierta del barco-, lo que se ha estudiado para el par spleen-idéel que Baudelaire veía en la naturaleza del ser humano y, conscientemente, en el verdadero poeta. Incidentalmente, remarco tu elección del albatros frente a la gaviota, y es que hay jerarquías, me dirás. Y, a pesar de ello, tu poema aporta, como en Juan Ramón o Aleixandre, el erotismo morboso de la muchacha ahogada y los peces de plata saltando a lo ojos de los seres –criasturitas!- salvadores, salvavidas, socorristas, primeros auxilios o como quieras, al cabo, llamarlos. Una última apuntación. Por mi parte he preferido para la traducción al catalán ‘caure als ulls’, y la razón es bien sencilla. Soy exigente con tu original rumano: esos peces de plata que saltan de debajo de las enormes alas del albatros para caer después en los ojos del socorrista, autor y, finalmente, lector.  Un goce de vuelo alto (y, como a colación el dicho: Más dura será la caída…)

Un abrazo,
Pere

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