VREME DE COASĂ
Ai rămas cu o singură mână, cu un unic ochi,
te sprijini înt-un picior și auzi doar cu o ureche
agățată de capul acoperit de o chelie vastă.
Grădina ta e pustie, fără de zarzavaturi,
fără de copaci fructiferi și albine vociferante:
un pat de spital te așteaptă în fiecare noapte.
Apuci cu o mână coasa ascuțită, tai iarbă, faci fân:
o ții strâns de mânerul din lemn de păducel,
ca să nu ți-o smulgă vreo putere beligerantă.
Te has quedado con una sola mano, un único ojo,
te apoyas en una pierna y oyes con una sola oreja
colgada de tu cabeza cubierta de una vasta alopecia.
Tu jardín es un decierto, sin hortalizas,
sin árboles fructíferos ni abejas vociferante:
una cama de hospital te espera cada noche.
Coges la guadaña afilada, siegas la hierba, preparas el heno:
la tienes bien cogida del mango de espino,
para que no te lo quite alguna fuerza beligerante.
*Acá te va tu tiempo de guadaña o tiempo de siega, como prefieras, en todo caso sirva la metonimia. De nuevo el gusto por el trazo de lo imperfecto o inacabado, rasgo expresionista de carácter barroco, frente al idealismo de la Harmonía ( y lo escribo con h a la manera de los cásicos). El tema bíblico acá se vuelve paródico y feísta. Y, del mismo modo que antes con el santo o profeta Elías, acá añades un nuevo dato, la enorme calvivie o alopecia lata, profunda, pronunciada. En eso recuerdas a uno de los grandes, con su manía por los calvos y peluquines (y peor incluso: las calvas y sus pelucas!) El admirado don Fancisco de Quevedo y Villegas...
TEMPS DE DALLA
Has romàs amb una sola mà, amb un sol ull,
et recolzes en una cama i només sents d’una orella
agafada del cap cobert d’una pregona calvície.
El teu jardí s’ha quedat sense hortalisses,
sense arbres fruitals ni el brunzeig d’abelles:
un llit d’hospital cada nit t’espera.
Prems de la mà la dalla esmolada, talles l’herba, fas el fenc:
l’agarres del mànec de fusta d’espí,
que de cap manera no te l’arrenque cap força bel·ligerant.
*Acá te va tu tiempo de guadaña o tiempo de siega, como prefieras, en todo caso sirva la metonimia. De nuevo el gusto por el trazo de lo imperfecto o inacabado, rasgo expresionista de carácter barroco, frente al idealismo de la Harmonía ( y lo escribo con h a la manera de los cásicos). El tema bíblico acá se vuelve paródico y feísta. Y, del mismo modo que antes con el santo o profeta Elías, acá añades un nuevo dato, la enorme calvivie o alopecia lata, profunda, pronunciada. En eso recuerdas a uno de los grandes, con su manía por los calvos y peluquines (y peor incluso: las calvas y sus pelucas!) El admirado don Fancisco de Quevedo y Villegas...
Y frente al jardín desguarnecido, de nuevo el hospital. Y luego te preguntarás, acaso, por qué digo que hay herencia o reclamo expresionista en tu escritura. Y humor negro, claro.
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