vineri, 16 decembrie 2011

Nichita Stănescu tradus de Pere Bessó

Queridos Andrei y Ana:Os hago llegar otro poema del gran poeta rumano Nichita Stănescu (1933-1983)  con el tema recurrente del otoño. De nuevo el poeta de  Ploiesti asocia, como hicieron los grandes simbolistas franceses, la estación otoñal propicia al estado de ánimo conducente a la nostalgia, melancolía, vaga lamentación, desazón o desasosiego. En definitiva, el lamento de amor ante la pérdida de afecto de la amada renueva alguna pincelada romántica pero sin estridencias: la sombra indiciaria del ábol, la presencia del mar como receptáculo de las palabras o el silbido a la luna, variante del canto a la misma. Y, por si fuera poco, la huella insoslayable de la bebida de emergencia de los cenáculos y tabernarios de los simbolistas seguidores del fruto de Artemisa: la absenta. Junto al texto original, mi traducción al catalán y castellano del mismo, acompañados de una foto del autor y otra de la planta de ajenjo. Un abrazo a ambos.Pere Bessó.

 

 
 

Emoţie de toamnă
 

A venit toamna, acoperă-mi inima cu ceva,
cu umbra unui copac sau mai bine cu umbra ta.

Mă tem ca n-am să te mai vad, uneori,
că or să-mi crească aripi ascuţite până la nori,
că ai să te ascunzi într-un ochi străin,
şi el o să se-nchidă cu o frunză de pelin.

Şi-atunci mă apropii de pietre şi tac,
iau cuvintele şi le-nec în mare.
Şuier luna şi o răsar şi o prefac
într-o dragoste mare.




 
Emoció de tardor
 
La tardor ha vingut, cobreix-me el cor amb quelcom,
amb l’ombra d’un arbre o millor amb la teua ombra.

Tinc por, alguna vegada, de no veure`t més,
que no em cresquen les ales punxegudes fins als núvols,
que no t’amagues en un ull estranger
i que no es tanque amb una fulla d’absenta.

Llavors m’aprope a les pedres i calle,
agafe les paraules i les negue al mar.
Xiule la lluna i l’alce i la renove
en un immens amor.

Emoción de otoño
 
Llegó el otoño, cúbreme con algo,
con la sombra de un árbol o mejor con tu sombra.

Temo en alguna ocasi
ón no verte más
o que me crezcan las alas punzantes hasta las nubes,
que te escondas en un ojo extranjero
y que se cierre con una hoja de absenta.

Entonces me acerco a las piedras y callo,
recojo las palabras y las anego en el mar.
Silbo a la luna y la alzo y la renuevo
en un inmenso amor.

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