Spaţiu creat dintr-o multitudine de geamuri suprapuse:
cu un singur gest necugetat spargi pe rând
pereţii din sticlă aerogenă, cu degetele gelatinoase
dai în lături puzderia de planete din univers
şi cu privirea piezişă pătrunzi abuziv abisul.
Ţii în mâini o spadă cu puteri paranormale
(luată probabil dintr-un film de ficţiune),
spinteci burta moale a văzduhului, îi scoţi intestinele
de tânăr narcisiac ce au miros matern de matiolă
şi ţi le pui la gât drept trofeu de război.
El marciano
Espacio creado de una multitud de ventanas sobrepuestas:
con solo un gesto inadvertido rompes una a una
las paredes frágiles del aire, con los dedos gelatinosos
apartas las innumerables planetas del universo
y con la mirada torcida penetras ilegalmente el abismo.
Tienes en tus manos una espada con poderes paranormales
(robada probablemente de una película de ficción),
haces un corte abierto a la panza del aire, le sacas los intestinos
de joven narcisista, que tienen olor materno de matthiola,
y te los cuelgas al cuello como trofeos de guerra.
El marcià
Espai creat en multitud de finestres superposades:
amb un sol gest impensat successivament trenques
les parets fràgils de cristall, amb els dits gelatinosos
deixes de banda nombrosos planetes de l’univers
i amb la mirada esbiaixada ultrapasses abusivament l’abís.
Tens en les mans l’espasa amb poders paranormals
(presa potser d’un film de ficció),
estripes la panxa molla del cel, li traus els budells
de jove narcissista, que tenen el perfum matern de la matthiola,
i te’ls prens del coll com a trofeu de guerra.
***
Mi querido Andrei:
No dejas de sorprenderme. Esperaba encontrarme con un poema al uso (marcianitos, vaya) y, finalmente, me noqueas -knock, knock- con el perfume de leche materna comparable a la olor espesamente dulce de la flor matthiola. Y es que la olor de la leche tan rica en calostros de las primerizas no se olvida nunca. Y yo no olvido la de mi madre a los casi cuarenta años después de haber dado a luz a mi hermana Isabel. Con casi cuarenta años! Cosas de la naturaleza. Imagino que habrás de explicar a tus lectores la referencia botánica, pues ni siquiera yo mismo la conocía con ese nombre antes de leerte. Yo conocía la flor inca, que es una variedad rosada del mismo género.
Por lo demás, el poema resulta curioso, con un héroe de ciencia-ficción poética -uf!- capaz de espanzurrar la panza blanda del éter, destriparle los intestinos y colgárselos al cuello como botín de guerra. Curioso, digo, pues, un poema a media distancia del cómic, de la SF, pero que recupera el tono acendradamente lírico en los últimos versos con referencia a la infancia. Y es que la madre es recuerdo siempre de rigor, inexcusable.
Y la pregunta que no puedo dejar de hacerte: Te has sentido en alguna ocasión ese marciano del poema, con poderes extrasensoriales, paranormales, y su espada de luz fosforescente y despazurrando los cielos? Todos tenemos un alma de niño...
Todo un guiño al lector. Felicidades.
Un abrazo,
Pere